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Lo importante era ganar, para seguir prendido con los primeros, puesto que Milan, entre los tres pretendientes a la corona, era sin duda el que tenía la tarea más complicada en la cancha de Cagliari. Además, el equipo rososnero estaba llamado a mostrar una reacción, luego de tres partidos sin triunfos, en los que había perdido la chance de quedar en la primera posición.
El equipo de Leonardo, si bien entre varios sobresaltos, cumplió con lo que se le pedía: ganó, un 3 a 2 firmado por Marco Borriello, Klaas-Jan Huntelaar y el gol en contra de Davide Astori, luego de los dos empates trasnitorios sellados por Daniele Ragatzu y Alessandro Matri, y también mostró atisbos de esa reacción requerida.
Así, Milan sorteó ese difícil obstáculo y sigue tercero en la tabla, ahora con 63 puntos, a tres del líder Inter y a dos del escolta Roma. Cagliari, por su parte, se mantiene con 40 unidades en la decimosegunda ubicación, ya a salvo del descenso y sin objetivos reales para conseguir.
una pared entre Borriello, quien arrancó por izquierda, y Seedorf, quien parado en la medialuna le devolvió el balón al compañero con un displicente toque de externo derecho, para que el goleador, ya en el área, definiera con un remate rasante de derecha, él que es zurdo, al primer palo.
Pero la actitud muy ofensiva de Milan pagaba un precio en la fase defensiva, con los hombres de la última línea visitante que sufrían ante los rápidos contraataques locales. Así llegó el empate, cuando Thiago Silva le cometió penal a Daniele Conti pero, antes de que el referí pudiese cobrar, la pelota derivó hacia Regatzu quien, con un derechazo inapelable, la mandó a guardar y puso a todos de acuerdo.
Ni un minuto y Milan volvió arriba: Huntelaar, picado en pisición central, dejó correr el balón unos metros, se coordinó y despachó el zurdazo potente y preciso, inatajable, que se metió justo en el ángulo superior a la derecha del inculpable Marchetti.
Pero Pirlo volvió a equivocarse, perdió una pelota en la salida, dejó al local en una jugada de tres contra dos y para Matri fue muy simple empatar, con un derechazo rasante al segundo palo sobre la salida desesperada de Dida. Barajar y dar de vuelta, señores.
Esta vez, la nueva ventaja visitante llegó gracias a un regalo, que compensó el anterior de Pirlo: Abate se fue muy bien por derecha y, llegado al fondo, metió un centro bastante intrascendente, pero Marchetti erró la salida abajo y el balón fue a dar en la rodilla del joven defensor Astori, para carambolar al fondo de la red.
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