El pasado sábado se jugó un partido de la Segunda división del torneo estadual de Río de Janeiro, más conocico como carioca, en un campo en el que era imposible poder divisar el césped debido a la gran cantidad de agua que había en el terreno de juego.
Aun así, el árbitro no sólo hizo jugar los 90 minutos del choque, sino que no fue capaz de aclarar en el acta arbitral el verdadero estado del campo de juego. Lo que sí reflejó el colegiado en su informe es que no le habían pagado el dinero correspondiente por arbitrar ese partido.
El encuentro, que se jugó en el estadio Jair Bittencourt de la ciudad de Itaperuna, en el que el local se enfrentaba al Aperibeense por la octava jornada del torneo, se disputó bajo una torrencial lluvia que castigó de una manera terrible al césped del estadio.
Pero lo más increíble de todo es que los árbitros ordenaron que anteriormente al choque entre los mayores se disputara el partido entre los reservas de ambos clubes. A pesar de la cantidad impresionante de agua que había, los locales fueron capaces de marcar un gol para ganar y quedarse con los tres puntos.
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