Dos veces estuvo set abajo. Tras perder el tercer capítulo, su situación se veía más compleja, ya que quedaba a un parcial de ser eliminado en las semifinales del Abierto de Australia. Sin embargo, Andy Murray tuvo una gran reacción y revirtió el marcador frente a Milos Raonic para alcanzar la final en Melbourne.
El Nº 2 del ranking mundial luchó durante 4h03m contra el bombardero canadiense (13º) y lo sacó por 4-6, 7-5, 6-7 (4-7), 6-4 y 6-2 para arribar por segundo año seguido al partido decisivo en Melbourne; el escocés llegó cuatro veces a la final del Slam oceánico pero nunca pudo consagrarse.
El tenista británico, de 28 años, intentará que la 5ª sea la vencida: el domingo chocará nada menos que ante el mejor de la actualidad, Novak Djokovic, con el que perdió tres de las definiciones que disputó en Australia (la restante fue frente a Roger Federer).
Murray cortó la racha de un jugador que venía dulce tras haberse coronado en la primera semana del calendario, en Brisbane y ante Federer en la definición. Andy tuvo temple, siguió en la lucha, no se rindió ni tampoco se dejó amedrentar por los 23 aces que le clavó el canadiense.
Raonic jugó, además, un tenis de altísimo riesgo, que se vio reflejado en sus números: 72 winners y 78 errores no forzados. Con mayor equilibrio, Murray terminó festejando con 38 y 28 en los mismos rubros.
El de Dunblane alcanzó su 8ª final en un torneo grande, con saldo de 2-5. Sus dos coronaciones fueron en el US Open 2012 y Wimbledon 2013, por lo que buscará su tercer Slam distinto. ¿Logrará dar el golpe?

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