La selección de Inglaterra se tuvo que conformar con un empate sin goles ante la selección de Argelia como consecuencia de su propia incapacidad para saber ganar el partido, ya que enfrente tuvo un equipo sin recursos, que sólo en la primera mitad dispuso de alguna opción de decantar el encuentro a su favor.
Ni en la primera, ni en la segunda parte estuvieron los ingleses a la altura de lo esperado, por lo que sólo la falta de recursos de su oponente permitió que sumaran un punto en un partido muy pobre por parte de ambos contendientes.
La selección inglesa se aproximó con timidez y de forma aislada durante la primera parte a la portería del equipo argelino, pero fue el conjunto africano el que llevó el peso del juego en este periodo.
No dejó de demostrar Argelia algunas de sus limitaciones y fue incapaz de crear verdaderas ocasiones de gol, a pesar de controlar el encuentro, imponer su ritmo y de maniobrar bien con el balón. En definitiva, no pasó de conseguir que los ingleses se sintieran incómodos sobre el terreno de juego.
La primera novedad estuvo antes del partido. Los dos técnicos decidieron borrar a sus arqueros, responsables de goles que les costaron puntos importantes en sus respectivos debuts. Capello sentó a Green por su blooper contra EE.UU. e incluyó a James, mientras que Rabah Saadane le hizo pagar a Chaouchi el grosero error que causó la caída ante Eslovenia y habilitó una oportunidad para Mbolhi. Se pueden cuestionar sus decisiones desde lo humano, pero lo cierto es que los dos nuevos elegidos respondieron muy bien.
El decepcionante empate ante EE.UU. en el primer partido, lejos de motivar a Inglaterra para su segundo compromiso, la llenó de nervios. La noción de que un nuevo tropezón podía hasta comprometer el pase a octavos de final dejó ver a un equipo inseguro, que pese a sus grandes figuras no lograba comprometer a un rival que planteaba el partido con inteligencia.
Argelia, mientras tanto, aguantó desde el comienzo del partido con una defensa de cuatro jugadores que casi no tuvo fisuras y manejó la pelota con inteligencia en el medio. El mayor brillo lo aportaba Ziani, difícil de controlar para la defensa inglesa y criterioso en la mayoría de las entregas. También aportaba lo suyo Boudebouz, aunque sin llegar a inquietar mayormente a James.
Se podía pensar que Inglaterra iba a subir la apuesta en ataque a medida que corrían los minutos. Lo único que se hacía evidente era el nerviosismo de sus jugadores y la impotencia para generar peligro, algo que se reflejó por ejemplo en la cantidad de veces que Rooney tuvo que bajar a buscar la pelota hasta mitad de cancha.
Sobre el final, Argelia se conformó definitivamente con empatar ante uno de los grandes del fútbol mundial y bajó la cortina. Inglaterra tampoco tuvo antídoto contra esa receta y se fue entonces con una nueva decepción. Que de todas maneras la mantiene en carrera y con buenas posibilidades de llegar a octavos. Eso sí: para que ese avance valga la pena tendrá que conseguir algo más que un triunfo ante Eslovenia. Y pagar en la cancha lo que los nombres de sus figuras prometen.
Ficha técnica:
0 - Inglaterra: James, Johnson, Carragher, Terry, Cole, Lennon (Wright-Philipps, m.63), Gerrard, Lampard, Barry (Crouch, m.84), Rooney y Heskey (Defoe, m.74).
0 - Argelia: Mbolhi, Kadir, Bougherra, Belhadj, Yahia, Halliche, Yebda (Mesbah, m.89), Lacen, Boudebouz (Abdoun m.74), Matmour y Ziani (Guedioura, m.80).
Árbitro: Ravshan Irmatov (Uzbekistán). Amonestó por Inglaterra a Carragher y por Argelia a Lacen.
Incidencias: partido disputado en el Green Point Stadium de Ciudad del Cabo, a 1.400 kilómetros al suroeste de Johannesburgo. Terreno de juego en buenas condiciones.
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